La única isla de las Cícladas (con Milos, menos espectacular) de origen volcánico, no se parece a ninguna otra. Su geología es testigo de una de las erupciones más violentas de los últimos 10.000 años, que muchos creen que está en el origen del mito de la Atlántida. El maremoto resultante habría diezmado las flotas mercantes y de guerra del Imperio minoico, así como gran parte de las ciudades costeras de Creta.